Cómo perder peso después del embarazo

Nutrición
Cómo perder peso después del embarazo
RUNNEA
Por RUNNEA
Redacción RUNNEA Team
Publicado el 13-10-2014

Cuanto mejor sea el estado físico de la mujer antes de quedar embarazada, más fácil le resultará perder peso después del embarazo y  recuperar su figura. Es importante durante el periodo de gestción practicar ejercicio físico y cuidar la dieta. 

Estas pautas ayudarán a mantener el tono muscular y a no engordar demasiado, de modo que será mucho más fácil recuperarse en el postparto. 

No es lo mismo tener que adelgazar 5 kilos que 10, por eso el trabajo comienza antes de que nazca el bebé. Es muy importante tener claro desde el principio que hay que cuidarse. 

El embarazo no es el momento para adelgazar, como tampoco lo es el período de lactancia exclusiva, pero sí para mejorar la calidad de lo que se come: hay que llevar una dieta equilibrada y controlar el peso. 

Kilos durante el embarazo

Durante el embarazo es habitual engordar entre 9 y 14 kilos. En el parto se pierden aproximadamente 6 kilos y, a medida que el útero vuelve a su tamaño normal, otros 2 ó 3 más. 

Al final puede quedar un remanente de 4 ó 5 kilos. No hay que desesperarse. Con paciencia, una dieta sana y ejercicio, perder esos kilos de más y conseguir que el cuerpo vuelva a ser como antes, no será tan difícil. 

La mayoría de las mujeres pierden la mitad del peso del bebé hacia las 6 semanas después del parto (después de dar a luz). El resto generalmente baja lentamente durante los siguientes meses. Tras nueves meses de cambios brutales, el cuerpo necesita tiempo para recuperarse y volver a la normalidad. 

Recuperar la línea después del embarazo es una de las preocupaciones de muchas de las mujeres que acaban de ser madres. No consiste, solo, en volver al peso anterior a la gestación sino, también, en recobrar el tono muscular. 

¿Qué hacemos para recuperar la figura tras el parto?

Para lograrlo es aconsejable respetar los tiempos de recuperación tras el embarazo, ponerse objetivos realistas, incorporar el ejercicio a las tareas cotidianas con el bebé, realizar gimnasia específica durante el postparto y comenzar una dieta sana y equilibrada. Si se pierde peso demasiado pronto después del parto, la recuperación será más lenta. Se ha de volver a la figura original en un periodo razonable. 

perder peso tras el parto

Una dieta para perder peso no ha de comenzar ni durante la cuarentena (el periodo de 40 días inmediatamente posterior al parto) ni cuando la lactancia es la única fuente de alimentación del bebé (los primeros 6 meses). No se debe realizar ejercicio intenso durante la cuarentena. 

Después de dar a luz, es preciso empezar con paseos cortos y hacer ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico. Se deberá llevar una dieta equilibrada y suficiente. Si el parto ha sido por cesárea, será necesario esperar algo más, en torno a las ocho semanas, para empezar a incrementar la intensidad de la actividad física. 

A partir de los dos meses, podemos practicar deporte moderado, sin cansarse en exceso y a partir de los 6 meses se puede empezar a hacer abdominales, siempre que el periné esté fortalecido. Pasado el sexto mes de vida del bebé, es el momento de comenzar una dieta más estricta.

 La mejor opción es un régimen hipocalórico, siempre supervisado por un dietista-nutricionista, y combinarlo con ejercicio físico diario. Si está amamantando, necesitará bajar de peso poco a poco. La lactancia supone una gasto calórico extra que ayuda a bajar de peso de manera natural, siempre y cuando no se cometan excesos en la dieta. 

Una vez finalizada la lactancia es cuando la mamá puede iniciar una dieta de adelgazamiento más estricta, siempre y cuando fuera necesario perder peso, ya que el cambio hormonal que se produce a consecuencia de ello favorece la pérdida de grasa que haya podido quedar acumulada. 

Las pautas a seguir para tener éxito en la pérdida de peso tras el parto son: 

  • Acudir al dietista-nutricionista, quien determinará la dieta a seguir 
  • Hacer ejercicio
  • Evitar alimentos superfluos, no necesarios. 

Para poder perder peso, y cuando hablamos de perder peso nos referimos a perder grasa y no músculo o líquidos, deberemos por un lado ingerir menos calorías y por otro aumentar el gasto energético. Aumentaremos el gasto de energía realizando ejercicio físico de manera regular para mantener y reforzar la musculatura, y aumentando la actividad física espontánea (caminar, subir escaleras, realizar las tareas de casa, cargar el bebé, etc.). 

Una buena opción para hacer ejercicio es integrar los ejercicios en algunas de las actividades cotidianas, incluso en aquellas en las que participa el bebé, como por ejemplo: el paseo diario con el carrito del bebé, subir por las escaleras en lugar de usar el ascensor, mecer al bebé, o jugar con él, etc. 

En cuanto a la dieta,s,se recomienda evitar dietas muy restrictiva así como las "dietas milagro", para perder peso después del embarazo. 

Reducir 500 calorías diarias de su dieta actual le hará perder aproximadamente medio kilo a la semana y no afectará el suministro de leche, en caso de estar amamantando, o su salud. 

La dieta sana después del embarazo debe priorizar la ingesta de alimentos de origen vegetal y tomar la cantidad justa de proteínas (alrededor de 1 g por kg de peso y por día). 

La dieta debe ser hipocalórica (que aporte menos calorías de las que se gasta) pero debe ser correcta en el aporte de vitaminas, minerales, proteínas y ácidos grasos esenciales. De lo contrario se producirían estados carenciales que dificultarían la buena recuperación tras el parto. 

La pérdida de peso aconsejada será de unos 500 g por semana, de esta manera garantizamos que se pierda grasa y no músculo. 

Para tener éxito en la pérdida de peso es fundamental organizar y planificar la dieta para que sea atractiva, variada y fácil de seguir. La dieta para después del embarazo no difiere de la dieta de adelgazamiento para cualquier otro momento de la vida. 

Se deberán seguir las siguientes recomendaciones:

Respetar los horarios de las comidas. Lo aconsejable es realizar entre cuatro y cinco comidas diarias y evitar ingerir grandes cantidades de alimentos poco nutritivos. 

Elegir productos desnatados o semidesnatados que aportan los mismos nutrientes pero menos grasa que sus homólogos enteros. 

Aumentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas crudas y cocidas para cubrir las necesidades de vitaminas y minerales, fibra dietética y agua, al tiempo que aportan volumen a la comida con un bajo contenido calórico. 

Aportar una buena cantidad de fibra dietética, que ayude al tránsito intestinal, a través de verduras, fruta, frutos secos, legumbres y cereales integrales. 

Tomar una buena dosis de calcio (lácteos desnatados, frutas, verduras, almendras, semillas). 

Contener una correcta cantidad de proteínas a través de pescado, huevos, carnes (poco grasas) o legumbres. 

No suprimir el aceite de la dieta pero sí moderar su consumo (2 cucharadas soperas al día), eligiendo aceites vegetales, a poder ser de oliva. Hidratarse correctamente.

 La bebida de elección será siempre el agua. 

Evitar el picoteo entre horas y el consumo de alimentos ricos en grasa y azúcares, como la bollería, la pastelería o los refrescos.

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